El cambio se cuece a fuego lento
La última encuesta de Data10 para OKDIARIO muestra un escenario político sin demasiadas variaciones, con una ligera subida del PP que, en relación con el anterior sondeo de hace 17 días, sube un escaño hasta alcanzar los 129, mientras el PSOE pierde dos y se queda en 98. Parece una cuestión menor, pero lo sustancial, más allá de las cifras, es el tiempo que el paisaje demoscópico lleva dibujando una foto fija. Y es que desde que Isabel Díaz Ayuso ganara abrumadoramente en Madrid y diera la vuelta al escenario político, el PP mantiene su ventaja sobre el PSOE, que lo ha intentado todo para invertir el curso de la opinión pública: una crisis de Gobierno sin precedentes con rostros nuevos y una estrategia política de estigmatización de la derecha basada en el falaz discurso del odio. Lo ha intentado todo y no ha conseguido nada, de modo que le resta el recurso de utilizar los Presupuestos como instrumento de compra de votos, que es la bala política que le queda a un presidente que lleva desde mayo tocando todos los botones sin acertar con la tecla.
La fortaleza de Vox es evidente: repite con 52 escaños, lo que sumados a los 129 diputados del PP, garantizaría una cómoda mayoría absoluta con 181. Es precisamente la musculatura de la formación de Santiago Abascal la que permite al PP alcanzar la cuadratura del círculo. El objetivo de Génova era engullir a Cs y parece que se lo ha comido casi entero, lo que permite a Pablo Casado no entrar en disputas estériles con Vox. A estas alturas, cada cual tiene su público y la aritmética les sirve a los dos. Moraleja: entre bomberos, no vamos a pisarnos la manguera.
Otra conclusión que cabe extraer es que cuando el PP se centra en lo importante -plantar cara al socialcomunismo- y no se pierde en debates inútiles como el de la candidatura de Ayuso a la presidencia del partido en Madrid, sube en intención de voto. La Convención, pues, ha servido para restañar heridas y recobrar el impulso perdido. Superada la polémica, el PP amplía su ventaja sobre el PSOE, que vuelve a ser de 31 escaños, después de que los de Pedro Sánchez hayan vuelto a bajar del listón de los 100 asientos (98). Podemos se mantiene en los 22 y Cs sigue conservando un escaño por Madrid como todo botín.
Del lado de la izquierda, pocas variaciones: el PSOE no remonta, pese a todas las maniobras propagandísticas de Pedro Sánchez, y el tirón que atribuyen a Yolanda Díaz no se traduce en apoyos a Podemos, que sigue en el umbral del 10% del voto. Entre ambos partidos suman 120 escaños, una cifra que revela con toda crudeza el descrédito del Gobierno socialcomunista. No es de extrañar que, con este panorama, Sánchez haya decidido lanzarse a la compra del voto con medidas como la del bono cultural para los jóvenes que cumplan 18 años. Y es que el socialismo sigue en horas bajas y necesita sacarse conejos de la chistera. Por ahora, ni por esas. Es cierto que queda mucho, pero no lo es menos que la transformación electoral que se produjo tras las elecciones madrileñas dura ya 5 meses. Lo que significa que Sánchez lo tendrá cada vez más difícil. Y es que la sensación que desprenden las encuestas es que el cambio se está cociendo a fuego lento y que la factoría de creaciones de La Moncloa no es capaz de crear ningún monstruo con cara de ‘fascista’ capaz de asustar al electorado. Eso sí, lo seguirán intentando, aunque con el megavatio hora disparado van a tener que ponerle al monstruo bigotito recortado y los ojos inyectados en sangre.